ESPIRITUALIDAD Y DUELO. Por: Psico. Milena Casas

ESPIRITUALIDAD Y DUELO.
Por: Psico. Milena Casas
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     La espiritualidad es una de las dimensiones fundamentales del ser humano. Esta constituye el mundo interior de cada uno y es vivida de diferentes maneras, a través de prácticas, rituales, ceremonias y distintas creencias, las cuales apuntan a encontrarle sentido a preguntas como ¿por qué o para qué estamos en este mundo?, ¿cuál es el sentido de la vida? ¿por qué tenemos que enfrentar situaciones de dificultad o dolor? Estas y otras tantas preguntas de tipo existencial, son atendidas desde la espiritualidad de cada persona. Es así como a través de ella el ser humano puede encontrar el sentido y la trascendencia de su propia vida. Algunas veces, la espiritualidad utiliza una creencia o una religión como un vehículo para ser experimentada; sin embargo, no necesariamente está atada a este tipo de prácticas. En este punto, el centro de la experiencia de nuestra espiritualidad radica en el camino sobre el cual construimos una experiencia personal de lo trascendente y la elaboración significativa de nuestro sentido de vida.

Ahora bien, si la espiritualidad es algo que cada persona construye y significa, ¿cómo esta puede servir para ayudar a alguien que se encuentra en duelo? Pues todo el sistema de creencias que conforman la espiritualidad de una persona pueden ser un gran soporte y una base para que la persona transite y resuelva su duelo. Pero para que esto suceda es importante tener en cuenta algunos aspectos como:

       La espiritualidad debe permitir la libertad de la persona: Trabajar tu duelo desde la espiritualidad debe tener un aspecto liberador, esto quiere decir que, desde esta, se permita a la persona tomar decisiones en pro de trabajar el duelo, sin miedo o culpa por lo que está pensando, sintiendo o decidiendo, pero sí con la plena conciencia de asumir la responsabilidad ante lo que se decide.

 

       Entiende el movimiento y el cambio como un proceso lógico: Cuando desde la espiritualidad se entiende que las personas estamos en constante cambio y evolución y que no podemos permanecer estáticos por mucho tiempo, entonces, podemos comprender que es lógico que nuestra forma de creer y nuestra espiritualidad cambien, evolucionen, mejoren y se replanteen nuestro sistema de creencias, como una manera de encontrar respuestas a las preguntas existenciales que tenemos.

 

       Permite los cuestionamientos: Cuando nuestra espiritualidad permite que cuestionemos, nos enojemos y reclamemos como una manera de buscar respuestas y tomar decisiones de vida, podemos decir que existe una espiritualidad madura que está preparada para contener; porque no limita nuestro sentir y nos permite buscar respuestas y soluciones al dolor.

 

       Acerca: La espiritualidad debería permitir a las personas acercarse a su propio dolor, mirar hacia adentro, para entender, para vivir, experimentar y poder darle sentido a eso que está ocurriendo. Pero también, debe fomentar la búsqueda del otro y sus emociones, ver más allá del propio dolor para poder ser empáticos con los procesos de los demás.

 

La espiritualidad debe permitir la convivencia, la colaboración, la unión, el trabajo con la comunidad, como una manera de sublimar, trascender y dignificar el dolor.

 

       Promueve valores: La espiritualidad debe promover la resiliencia, el perdón, la sanación; las prácticas que están sujetas a una fe, o algún credo, sea cual sea, deben fortalecer y fomentar aquellas acciones que están encaminadas a la sanación.

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