Las creencias limitantes para la elaboración del duelo Por: Jennifer M. Pérez Rivera, PhD
Por: Jennifer M. Pérez Rivera, PhD
j.mperezriv@gmail.com
A lo
largo de la vida atravesaremos un sinnúmero de experiencias o sucesos, que
pueden ser buenos o difíciles. Algunos de estos son inevitables y universales,
como la muerte de un ser querido. Particularmente, perder un ser querido
requiere afrontar la pérdida y elaborar el duelo. Este proceso dependerá en
gran medida de las creencias que se tienen sobre sí mismo, la muerte y el
duelo. A su vez, estas creencias se fundamentan y nutren de múltiples factores
como la crianza, la cultura y la sociedad.
Las creencias sobre algún suceso, en
este caso la muerte y el duelo, pueden ser proactivas o limitantes. Por un
lado, las creencias proactivas se dirigen a elaborar el duelo de forma
saludable y transformar la relación con el ser fallecido. Por otro lado, las
creencias limitantes sobre el duelo abonan a un proceso más complicado y
difícil, donde puede verse estancada la elaboración saludable del mismo. Ahora bien, estas creencias suelen estar tan
arraigadas, que pueden llegar a ser difíciles de identificar. En adición,
muchas de estas creencias limitantes son normalizadas socialmente sin conocer cómo
inciden en el proceso de duelo.
Una de las creencias más comúnmente
utilizada, es que “tienes que ser fuerte”, luego de la muerte de un ser
querido. Es importante, más que la frase misma, identificar el mensaje
implícito en esta. La forma en cómo se significa el “ser fuerte”, dictará lo
que debe, o no, pensar, sentir y hacer la persona. Ser fuerte, usualmente, se
representa mediante la ausencia de emociones, evitar el llanto, mostrar firmeza
y convertirse en el sostén de la familia en un momento difícil. Aunque esto
pudiera parecer lo adecuado y esperado socialmente para el momento, interfiere
con procesos imprescindibles del propio duelo. Un aspecto importante del
proceso de duelo es permitirse sentir.
De modo que, esta frase implica que el duelista se prive del espacio
necesario para manifestar las emociones naturales, surgidas a consecuencia de
un evento doloroso como la muerte de alguien significativo para su vida.
Analizando a profundidad esta
creencia limitante, se puede identificar otra creencia igualmente limitante.
Cuando se sufre la pérdida de un ser querido, puede surgir la frase “no puedes
llorar” o “que nadie te vea llorando”. Estas frases pueden ser más utilizadas
cuando la persona que está atravesando la pérdida es un hombre. A la figura masculina, desde la infancia, se
le exige ocultar su dolor y llanto. Esto parte de una construcción
sociocultural machista, usual en los países de Latinoamérica, la cual acepta,
normaliza y promueve esto. Sin embargo, este hecho no significa que sea
proactivo para el proceso de pérdida y duelo. El llanto es una forma para
manifestar las distintas emociones surgidas por un suceso doloroso. El mensaje
implícito de esta frase, es la invalidación de las propias emociones surgidas
como respuesta a algo que provocó un dolor profundo, la muerte. En la medida en
que no se reconocen las emociones, se niega la existencia del suceso mismo y el
dolor que este implica.
Similarmente a las creencias
limitantes ya mencionadas, se encuentra el no hablar sobre la muerte. Cuando se
asume esto, se niega la existencia del suceso, lo cual implícitamente significa
que, en la medida que no se dialoga sobre el tema, no existió. Sin embargo, esto no hará desaparecer la
muerte del ser querido y el dolor surgido por esto. Al contrario, se mantendrá
y comenzará a enviar señales con la esperanza de ser escuchado. Esta creencia
puede manifestarse usualmente, cuando se ocultan o desechan repentinamente todos
los objetos que le recuerdan a la persona o, simplemente, cuando hablar sobre
la muerte, se convierte en un tema censurado. Otra forma de negar el hecho de
la muerte, es evitar nombrar el evento.
En tanto, elaborar el duelo está
influenciado por múltiples y diversos procesos de los cuales podemos ser o no
conscientes. Uno de los pilares para
poder transitar por el duelo, aceptarlo y superarlo, es identificar y reconocer
las creencias limitantes. Las creencias limitantes traen como resultado negar
la existencia de la pérdida, invalidar las emociones y dificultar la
elaboración del duelo. Luego de reconocer las creencias limitantes, estas deben
ser desechadas y darle paso a las creencias proactivas, que evoquen la
transformación de la relación con el ser querido que falleció. Esto conlleva a
reconocer el hecho de la muerte y permitirse sentir al hablar sobre ello. Es
muy importante reconocer que la muerte puede generar muchas emociones y es
natural sentirlas. No debe sentirse culpable si experimenta miedo, coraje o
frustración, estas y otras más son emociones que pueden surgir durante la
pérdida y el proceso de duelo.
Por
último, es importante transformar el “ser fuerte” por “ser flexible”. En la
naturaleza podemos encontrar muchos árboles fuertes como el roble, pero
también, podemos mirar el bambú, el cual es lo suficientemente flexible como
para doblarse cuando lo envisten los vientos más fuertes, sin quebrarse. Poder
elaborar un duelo de forma saludable, se nutre de mirarse genuinamente, siendo
flexibles, e identificar qué motiva la forma de pensar y actuar ante la muerte.
Las creencias proactivas permitirán reconocer la importancia del ser querido
fallecido, validar las emociones surgidas e identificar las herramientas
necesarias para transformar la relación con este. Lograr transformar y trascender
en la relación con la persona fallecida, quebrantará las barreras físicas y
temporales. De esta forma, se mantendrá su legado más allá de la vida misma.
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