TAREA 1: Expresar. No estás solo.


Hemos venido reflexionando sobre la necesidad de expresar y comunicar nuestras emociones y pensamientos como primera y primordial TAREA del duelo ante la pérdida de un ser querido. 

Comentamos que esta TAREA trae consigo DECISIONES cotidianas que nos permitirán afrontar con dignidad el dolor de la ausencia. Expresar emociones de manera libre a través del llanto o cualquier otra manifestación emocional natural y necesaria. De igual manera compartí, a través de nuestra experiencia familiar y personal, que después del llanto llegó la oportunidad de continuar comunicando el dolor, la tristeza y las futuras alegrías por medio de la pintura, la escritura, la música, o cualquier otra actividad que comenzaría a construir una nueva manera de relacionarnos con la ausencia y nuestros sentimientos.

Hoy quiero compartir una última DECISIÓN ante esta primera TAREA, a la que he titulado: “No estás solo”. Para muchos, es un paso difícil de dar porque nuestro primer impulso ante el dolor es el de aislarnos, el sentir que nadie comprende nuestra pena. A veces tendemos a creer que nuestras lágrimas incomodan a las personas que están a nuestro lado, por lo que lo mejor es aislarnos. Sin duda alguna, una vez más, esta es una sensación natural que se asienta sobre evidencias objetivas. El llanto está diseñado para incomodar, para encender las alarmas. Pero al mismo tiempo, está atado a la necesidad de nuestro cuerpo de desahogar; a modo de olla de presión. El llanto incomoda, pero también libera. Esta “contradicción” tiene en sí misma, una hermosa llave de salida. Cuando logramos llorar en compañía de quienes amamos y nos aman, encontramos un escalón mágico para trascender en nuestro dolor.

Algo que recuerdo hoy, con inmensa alegría, del funeral de mi hermano, fue ver la iglesia y el cementerio repletos de personas que acompañaban nuestra experiencia. Mientras yo, el único hermano, había sido elegido por derecho a cargar una de las manijas de su ataúd para entrarlo a la iglesia; y caminaba hacia el altar atacado en llanto; alcanzaba a ver que la iglesia estaba a reventar. Reconocía muchos rostros; sin embargo, y esto fue asombroso, había personas que no alcanzaba a identificar. Posteriormente, por algún comentario o noticia que nos llegaba de diferente manera, entendíamos quien era y en qué momento de nuestra vida nos habíamos encontrado. Muchos de ellos llegaron sin invitación, con algunos no nos hablábamos hace muchos años. Amigos de mis padres del colegio que nunca se habían vuelto a ver después de la graduación… ahí estaban.

En el cementerio, antes de comenzar la ceremonia, vi que llegaba un bus que me parecía familiar. Yo estaba cursando noveno grado de bachillerato en el colegio San Bartolomé La Merced. Ese día el colegio tenía su encuentro semanal en el coliseo. Antes de dar inicio a su programa, el rector les pidió a todos mis amigos de salón que se retiraran del lugar y se dirigieran hacia un bus que los esperaba en la cancha de la institución. “Su deber hoy, es acompañar; brindar cariño en medio de la adversidad”. De ese bus que paró a unos cuantos metros de lo que sería la tumba de mi hermano, se bajaron todos mis amigos de curso, perfectamente uniformados, para acompañarme.

Es curioso que hoy, tantos años después, Los recuerdos que tengo de uno de los días más difíciles de mi vida, se disputen entre el dolor y la inmensa alegría de sentirme acompañado. Dolía… pero no estaba solo.

Una de las DECISIONES importantes a tomar, en esta primera TAREA, es entender esa realidad para “aprovecharse de ella”. Llorar sólo, es importante; pero llorar en compañía, es mágico. Bríndale la oportunidad a tus amigos y familiares, de acompañar tu dolor; de quizás, decir frases de cajón, o incluso atrevidas en medio de su angustia e incapacidad por aplacar tu pena. Permite que sean el amor y el deseo de caminar junto a ti, los que hablen y refresquen tu espíritu.

Cuéntales lo que sientes… Los de mi generación entenderán esta frase: “Pon a rodar el cassette”. Cuenta tu historia una y mil veces, habla sobre tu ser querido, recuerda en compañía tus emociones, comparte los momentos felices que viviste junto a ella o él, durante tu vida. Entiende y acepta con generosidad que no estás solo; y entonces, aprovéchate de la compañía en amor para continuar tu proceso de transformación. Ah esto le llamo: comenzar a trascender el dolor.

Esta primera TAREA nos trae entonces tres DECISIONES vitales: 1. Aceptar tus emociones. 2. Reconstruir tus emociones y 3. Trascender tus emociones. Ánimo que no estás solo.

Julián Castelblanco.

Comentarios

  1. Es verdad Julián uno tiene q ver de q manera seguir ese legado q nos dejan mi mamita le encantaba tejer y cada uno de la familia siempre lucimis estas prendas hecha por ella es como si ella nos abraza nos abriga y es un sentimiento de posesión pero no se todavía si coger unas agujetas y hacerlo lo q si estoy haciendo es un curso de italiano mi mami hablaba italiano y bueno ahora estoy en ello me emociona aprender y me siento muy bien es un sentimiento de seguridad bueno no se como explicar .
    Hay muchas otras cosas q ella lo hacía siempre le gustó ser voluntaria en ayudar a los q mas necesitan desde pequeñas nos llevaba a repartir alimentos a las familias q no lo tenían .
    pienso q a mas de ser generosa es un valor muy valioso q lo tengo muy plasmado en mi y así seguirá siendo
    Iré paso a paso un día a la vez

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    1. No sabes cómo explicarlo, pero te entiendo perfectamente. Que bueno eso que me cuentas, estás actividades, como aprender italiano o fomentar el sentido de ser solidario, son las cosas que te vuelven a conectar con la vida y le dan un nuevo sentido, en tu caso, en honor a tu mamá... Por ahí es el asunto, que chévere.

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