TAREA 1: Expresar
A partir de este segundo escrito, buscaré compartir con todos
ustedes el proceso que experimentamos como familia a partir de la muerte de mi
hermano; con el objetivo de reflexionar en conjunto sobre aquellas acciones y
decisiones que tomamos de manera errada o correcta, y que, de alguna manera,
contribuyeron a que juntos lográramos trascender su muerte hacia una
reelaboración de nuestro propio sentido de vida.
Una vez más insisto en que no
pretendo moralizar o dictar doctrina sobre el deber ser del duelo. No es
posible ni deseable. Lo único que busco es compartir una vivencia para que cada
uno de ustedes pueda extraer sus propias conclusiones, aceptando y adoptando
aquello que, en su propio duelo, pueda serle útil, y desechando lo que considere
no tiene cabida dentro de su proceso.
De igual manera, por esta misma
razón, los invito a compartir sus reflexiones y comentarios sobre la lectura en
este espacio, para que, en comunidad, aprovechemos la riqueza emocional y
argumentativa de cada experiencia.
Mi hermano había ingresado en horas de la madrugada a la Unidad de
Cuidados Intensivos del Hospital San Ignacio de la Universidad Javeriana de
Bogotá, con un cuadro poco alentador. Su actividad cerebral se encontraba en 1,
dentro de una escala de 1 a 10, siendo 10 el nivel óptimo. Los médicos
esperaban su muerte en menos de 24 horas.
Durante todo el día, mi preocupación, como joven de 15 años en aquel
entonces, fue acompañar a mis padres mientras intentaba entender que carajos
estaba pasando. La vida se me fue en automático y respondía a cada una de las
peticiones de mis padres por instinto y algo de sentido solidario.
No lloré, no recriminé, no grité… no expresé absolutamente ningún sentimiento
diferente al desconcierto producido por una noticia que rompía cualquier proyección
de futuro que pudiéramos imaginar.
En la noche, uno de los sacerdotes de la Universidad, gran amigo y
asesor espiritual de mi padre, me preguntó si quería ver a mi hermano. La
Unidad de Cuidados Intensivos es un lugar restringido y yo no lo había visto desde
hace dos días, cuando salió por última vez de la casa rumbo a su universidad.
Acepté con la ilusión de encontrarlo de nuevo, pero también, hoy
creo, que con algo de inocencia e ignorancia sobre lo que estaba próximo a vivir.
La primera imagen que tengo en mi cabeza es atravesar una puerta para
posteriormente recorrer un corredor largo, de luz pálida y paredes blancas
perfectamente pintadas. Al fondo, una especie de centro de mando desde donde
los médicos podían ver a cada uno de los pacientes, dispuestos a su alrededor
en camillas y separados unos de otros por delgadas telas con olor a cloro.
Mi hermano se encontraba a la derecha… o eso me dijeron porque
estaba irreconocible. Calculo que por su boca entraban entre tres o cuatro
tubos diferentes. Su rostro se alcanzaba a ver, entre las vendas que lo cubrían,
completamente inflamado. Me acerqué y solo alcance a decir “HOLA”, para por
primera vez, desde que nos dieron la noticia, romper en llanto… desgarrador
invadido de dolor, rabia, frustración… La puta vida me acababa de dar un golpe
de knockout.
El sacerdote amigo me sacó de inmediato del lugar. De regreso por
ese corredor, alcanzaba a ver a mi madre al fondo, esperando por mí. A mis 15
años solo quise abrazarla con fuerza mientras ella, llorando a mi lado me decía:
“llora, llora que tu no lo has hecho… llora todo lo que quieras”.
Ese momento, hoy a mis 43 años, lo recuerdo como el inicio de mi gestión
hacia el proceso de duelo. Podríamos decir que el duelo inició en el mismo
instante que llamaron a la casa para decirnos que mi hermano se encontraba en
el hospital; pero desde el momento de la noticia hasta esa misma noche donde
decidí entrar a verlo estaba en automático, técnicamente dirían que me encontraba
en negación. Una manera rápida para salir de ese estado fue entrar a verlo. La
realidad me golpeó con brutalidad. Sin embargo, a pesar de la crudeza de la
experiencia, con el tiempo creo que este recuerdo vale la pena por el abrazo
posterior de mi mamá y mis lágrimas desgarradoras cayendo sobre sus hombros. Hoy
creo firmemente que expresar el dolor ante la pérdida de un ser querido, con
furia, con pasión, con la emoción que la situación exige, es el acto de mayor
sanidad que se puede experimentar. Hay un dolor inmenso dentro nuestro, y la
naturaleza nos invita a expresarlo para iniciar el proceso de sanación. Saberse
fuerte ni siquiera alimenta al ego en esos instantes. Es necesario llorar, es
necesario y sano expresar dolor, rabia, frustración, impotencia… ES NECESARIO
SENTIR lo que se debe sentir cuando alguien que queremos ha partido. Rebelarse
contra el mundo, o contra Dios (si eres creyente) es importante. Ya habrá
tiempo para reconstruir la relación con él si así lo deseas, y muy seguramente
ese Dios en medio de su infinito amor, sabrá entenderlo y aceptarlo; pero este
primer instante de rebeldía y rabia es la mayor acción de sanidad mental posible.
Así que, si tu duelo es muy reciente, y quieres llorar… llora y
siente el sinsentido de la tragedia. Este es un primer paso que hay que asumir,
en el tiempo que se debe vivir y en su justa medida de acuerdo a las
circunstancias.
Julián Castelblanco
Julián Castelblanco
Hola Julián soy Juan Guillermo López, siempre he querido saber como puedo ayudar a Juan Martín en su duelo, si ni siquiera puedo con el mio, pero con lo que escribes creo que no hay mejor ayuda que la que uno mismo se pueda dar sacando toda esa frustración, todo ese dolor a través del llanto, por su edad el no pudo ver a su hermano en UCIP y tampoco lo llevamos a su velorio, solo espero que algún día no me lo vaya a recriminar. Un abrazo
ResponderEliminarHola Juangui, que chévere que escribas y que te animes a leer estás reflexiones que no son más que compartir nuestra experiencia. Tal vez por su edad fue prudente tu decisión, aunque eso solo nos lo dirá el tiempo. Si existiera alguna recriminación estoy seguro que el elemento de acuerdo será el amor... Tras esa posible recriminación estará también la claridad de que todo se hizo a través del amor, y como decía San Francisco de Asís:"Ama y has lo que quieras". Así que creo, que para el, eso no será un problema. Y si, la mejor manera de ayudarlo, no ma cabe la menor duda, es que ustedes elaboren su duelo, sean sinceros con sus sentimientos y establezcan canales de comunicación permanentes en familia. Después de tantos años, y de tan intenso dolor, no me cabe duda que la muerte de mi hermano nos hizo mejores personas y una mejor familia.
EliminarAdmiro tu valentía al mostrar toda tu vulnerabilidad hacia lo que sucedió con tu hermano y considero que es muy valioso tu mensaje que compartes, porque si te ayudo a ti, también puede ayudarnos a otros. Cada persona es un mundo único y vivimos las cosas de forma diferente. Sin embargo, me quedo con el mensaje de dejar fluir nuestras emociones y escuchar al cuerpo en relación a ellas, pues esto nos ayudaran a liberar y entender de algún modo lo que esta pasando en nuestro interior.
ResponderEliminarMuchas gracias Lina por tu comentario. Esa es la idea, simplemente compartir una experiencia desde la riqueza de lo individual, y tal vez desde ahí, poder aportar en otras experiencias.
EliminarHola Julián como estas q gusto y grata sorpresa me dio tu Sr padre al llamarme y poder tener la suerte de q alguien que ya vivió lo mimos te pueda acompañar .Como me lo dijo tu papá q fue mi mamita quien nos contacto desde allá ese lugar hermoso el cielo
ResponderEliminarSoy Patty Arpi y ahí vamos con fuerza y amor a seguir este proceso .
Un abrazo
Patty, que bueno que nos escribes. Espero que cada una de las reflexiones diarias pueda aportar de manera significativa en cada proceso de duelo
EliminarHola pase una difil zituacion y siento q aveces no puedo supersrlo a pedar ya del tiempo gracias
ResponderEliminarHola, muchas gracias por escribirnos. Sabes, una cosa que he ido entendiendo es que el tiempo es irrelevante si nosotros no tomamos decisiones sobre nuestra vida y sentimientos. El tiempo es solo una herramienta que puedes usar o no, y el uso está determinado por las decisiones que tomes frente a tu vida. Por eso sugerimos tareas diarias. Si vez nuestro blog está compuesto por estas tareas. Cada artículo es una de ellas y te sugieren decisiones diarias para que el tiempo, entonces, pueda jugar a tu favor. Te invito a que a diario, leas una de ellas y trabajes en las decisiones que te proponemos, entonces, te aseguro que el tiempo hará su trabajo
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