Tarea 14: Participar. El regreso.
Seis meses después de la muerte de mi hermano, nos trasladamos
de Bogotá a Cali. Aunque gran parte de mi infancia la viví en esta ciudad, mis
amigos de niño ya no estaban, o sencillamente no los recordaba; por lo que
debía iniciar de cero mi proceso de adaptación. Fue entonces cuando me enteré
que uno de los mejores amigos de mi hermano también se encontraba en esa
ciudad; así que decidí emprender su búsqueda. Todavía no existían las redes
sociales por lo que el proceso era un poco más complejo; sin embargo, no tardé
en encontrar un número telefónico que me permitió ponerme en contacto con él. La
única referencia que tenía de Carlos Andrés, era la de haberlo visto ocasionalmente
en la casa, pero nunca habíamos cruzado palabra; era el amigo de mi hermano, no
el mío.
Lo llamé al teléfono que me suministraron y me presenté de
una manera que le permitiera reconocerme con facilidad: -Carlos Andrés?, cómo
estas, hablas con Julián… (silencio)… el hermano de Hugo. – ¡HOLA!, CLARO, ¿CÓMO
ESTAS? –Solo y aburrido. Respondí. A partir de ese momento, él se convertiría
en uno de mis mejores amigos, con quien aún, después de tantos años, mantengo
una sincera, profunda y maravillosa amistad.
En el caso de mis padres, sucedió algo similar. Una de las razones por las que regresamos a Cali fue porque mi mamá sintió la necesidad de ocupar su tiempo en algo diferente a esperar la locura. Llamó a su antiguo jefe, le contó lo sucedido y él la reintegró a su antiguo trabajo. Adicional a esto, aunque en Bogotá teníamos muy buenos amigos, los más cercanos a ellos vivían en Cali. Una razón más para regresar. La compañía de sus “compadres” y su grupo de amistades más cercanas fue DE VITAL IMPORTANCIA para la evolución de nuestro proceso de duelo. Aunque los amigos, durante los primeros días, buscan rodearte y acompañarte permanentemente; con el paso del tiempo ellos regresan a sus ocupaciones normales y entonces comenzamos a experimentar la verdadera soledad de su ausencia. Por esta razón, es momento de tomar una decisión: Nos quedamos quietos en espera de ayuda, o tomamos la iniciativa y vamos en busca de un amor que siempre ha querido estar ahí pero que se encuentra en respetuosa espera de tus decisiones.
Rodearse y reintegrarse a la vida social es un paso
fundamental para superar el proceso de duelo. Y para ello, no es la vida, ni la
gente, ni las situaciones quienes toman la iniciativa. Para que este paso sea
realmente efectivo, eres tu quien debe acercarse, buscar y generar espacios de
participación social. Entonces encontrarás el cariño de todos aquellos que
siempre han estado ahí.
Ese día que llamé a Carlos Andrés, nos encontramos en un
centro comercial. Después de algunos minutos de charla lo invité a mi casa,
saqué la guitarra y pasamos el resto de la noche entonando las canciones que mi
hermano acostumbraba cantar. Desde ese día; siempre, en cada una de las
reuniones, fiestas o encuentros, mi hermano nos acompaña. Es parte del grupo de
amigos.
Participar es recuperar el sentido social de nuestra
existencia; es entenderse parte protagónica de la construcción social. Es volver
a perder el miedo a la existencia. Participar es aceptar que la vida continua,
y que, en honor a nuestro ser querido, vale la pena ser vivida con intensidad.
Participar es entender que tú, eres tú y tus decisiones; y que son estas las
que logran, o no, construir una manera diferente de experimentar su ausencia y
tu dolor. ERES TÚ EL PROTAGONISTA DE ESTE PROCESO. Por esto, la TAREA 14 es la
invitación a tomar la decisión de recuperar el control de tu vida. Busca a tus
amigos, a tu familia, a la gente que te ama y desea crecer junto a ti en este
proceso. Participa y se protagonista de la construcción de una nueva sociedad. Más
alegre, más coherente, más respetuosa. Tú y tus decisiones, son los creadores
de la forma cómo quieres sentirte de ahora en adelante.
Julián Castelblanco.
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