El pechi, un mensajero de amor. Construir en pareja a partir de nuestras propias experiencias de dolor. Por: Julián Castelblanco

Construir en pareja a partir de nuestras propias experiencias de dolor.
Por: Julián Castelblanco
julian@cuandoelduelopregunta.com

Conocí a mi esposa mucho tiempo después de la muerte de mi hermano. Sin embargo, hoy dudo al pensar que ella nunca lo conoció.

Su presencia permanente en mi vida hace parte de lo que soy y la manera como entiendo el mundo. No quiere decir entonces que deje de ser quien soy, sino que he construido una mirada de la vida diferente, a partir de su trascendencia. Mi sentido de vida, sin duda alguna, ha sido atravesado de forma definitiva por su partida y, sobre todo, gracias al tiempo maravilloso de vida que compartí junto a él.

Esto ha hecho que, de una forma que no puedo explicar, nuestras decisiones de pareja y la manera como enfrentamos nuestras diferencias o los retos que plantea la vida, tengan su mano amiga y nos permitan encontrar espacios de reflexión para construir juntos posibilidades de decisión. Siempre seremos nosotros los responsables de ese camino; sin embargo, la construcción familiar de nuestro proceso de duelo, representado en un símbolo, como lo ha sido el pechirrojo para nosotros, ha creado un espacio que nos permite tener paz interior y momentos de introspección y reflexión sobre el cual mi esposa ha encontrado sentido y conexión con mi forma particular de entender el mundo. El pechirrojo representa un momento clave de mi existencia, que transformó de manera importante lo que soy, y en ese sentido, creo que, a través de la belleza e imponencia de este pájaro y la importancia que mi esposa le da a su contacto con los animales, ella ha logrado construir un canal de empatía con mis emociones y, además, encontrar un espacio de paz y sentido espiritual que en determinados momentos puede convertirse en un lenguaje común que nos brinda posibilidades.

Esa es la fuerza de lo simbólico, la de crear lazos a pesar del tiempo y la distancia, la de poder replantear constantemente nuestras experiencias pasadas y perspectivas de vida, la de construir puentes de unión, la de brindar la oportunidad de recordar, así como de construir nuevos recuerdos. “El Pechi” para mi esposa, no solo representa la vida de mi hermano; sino, sobre todo, su efecto transformador en nuestra existencia, y, de alguna manera, le brinda una particular herramienta que le permite establecer canales de comunicación conmigo y construir sus propias maneras de representar este símbolo en su vida. Es un punto de unión que cada uno ha aprovechado a su favor desde su propia mirada y en beneficio de la relación… Es un símbolo que le ha permitido “conocer a mi hermano” y de algún modo, un poco mejor a su compañero de vida.

Cuando vamos por la calle, con frecuencia, ella es la primera en ver a “El Pechi”, y entonces sabemos que situaciones interesantes pueden suceder…

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