El acompañamiento espiritual en la elaboración del duelo Por: Lina Fernanda Montoya Alzate

El acompañamiento espiritual en la elaboración del duelo
Por: Lina Fernanda Montoya Alzate
Psicóloga y Especialista en Cuidado Psicoespiritual
@metanoia.institutologos
www.institutologos.net/metanoia



“Si la espiritualidad quiere ser coherente con el mensaje de Jesús, ante todo, y con las exigencias de nuestro tiempo, (…) no tiene más camino que tomar en serio la vida y luchar por ella, incluso cuando eso pueda significar enfrentarse con las patologías de la religión, exactamente como le ocurrió a Jesús. Y quede claro, de una vez para siempre, que esto no es relajar la espiritualidad ni hacerse una vida espiritual a la carta”. Jose Maria Castillo


El acompañamiento espiritual en el proceso de duelo es clave, porque el duelista pasa por una revolución de su dinámica personal, familiar, laboral y aún religiosa, dado que algunos o muchos esquemas sobre la vida y de su sentido de vida, se empiezan a reconfigurar. Debido a esta experiencia, es importante que quien acompaña tenga en cuenta que cada caso es único y que su función no es evitar que pase por el sufrimiento, sino que ante un sufrimiento inevitable, como la pérdida de algo o alguien valioso, favorezca la reconexión consigo mismo, con los otros y con la trascendencia (Dios), mientras le va dando sentido a aquella vivencia dolorosa.


Otro aspecto fundamental que se debe tener presente es que la espiritualidad, como dimensión exclusivamente humana, evidencia dos facultades preciosas: la libertad y la responsabilidad (habilidad para responder). En esa línea, el acompañamiento espiritual implica facilitar el ejercicio de estas dos facultades, aún en medio de un profundo sufrimiento.


Teniendo en cuenta lo expuesto previamente, a continuación, se brindan algunas recomendaciones que pueden favorecer el cuidado espiritual en situaciones de duelo:


● Escuche y reconozca primero el marco de referencia religioso de la persona, para evitar acciones con muy buenas intenciones pero que generan daño.

● Evite imponer sus ideas o experiencias sobre cómo pasar el duelo. Puede brindar ideas, pero estas deben ser comprendidas y validadas por el duelista.

● Valide las emociones del duelista y acompáñelo a crear formas asertivas y creativas de expresarlas, sin autoagredirse o agredir a otros.

● Recuerde que la espiritualidad es una dimensión integradora y, en esa medida, cuidar de la salud física y psicológica, aporta significativamente al despliegue de la experiencia espiritual. Esto significa que actos como acompañar a que el duelista se alimente, por ejemplo, es un acto de cuidado espiritual, pues alimentarse es una manera de reconectarse consigo mismo.

● Promueva formas de reconexión con los otros y con Dios, que sean coherentes con sus prácticas de fe, desde acciones concretas que lo vinculen con la realidad que sigue y le dan sentido a la pérdida. Por ejemplo, si la persona quiere donar parte de la ropa de su ser querido a una organización benéfica, acompáñelo en esa labor social favoreciendo la consciencia de lo que está haciendo.

● Permítale expresar todas las preguntas o quejas sobre Dios, la religión, la iglesia y las prácticas de fe, sin juzgarle o acusarle. La duda es, en muchos casos, el alimento necesario para madurar en la fe, pues amplía el panorama de las convicciones; y el silencio del acompañante ante las lamentaciones pueden ser bálsamo para el alma.

● Abra espacios para que pueda experimentar, reconocer y revisar las incertidumbres y preguntas que emergen sobre la vida a raíz de la pérdida.

● Elabore preguntas reflexivas que le permitan al duelista ir tomando decisiones que, de pronto, no reconocía como importantes, pero que son claves para continuar con la vida y darle significado. Por ejemplo, ¿cómo podrías ir reincorporándote a tus labores?



Para finalizar, se hace relevante comprender que el acompañante espiritual en medio del duelo, es sobre todo, alguien que hace una apuesta respetuosa de cuidar a su prójimo, para que este siga luchando por la vida que Dios le ha concedido, a pesar del caos que produce la pérdida.

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